Si de algo presume el parque nacional de las Torres del Paine, es del ser el mejor parque de toda Sudamerica y yo tengo que darles la razón a estos chilenos. El parque es simplemente inmejorable. Por supuesto que su gran estrella son las famosas torres de granito que se levantan como si fueran farallones hasta sus 3085 metros de elevación, pero además de esto podrás disfrutar de sus lagos de azul turquesa, que te hacen pensar que estás en el mismísimo caribe, sus imponentes glaciares con icebergs sobre el lago Grey, su fauna que puedes casi hasta acariciarla, guanacos, liebres, mofetas, patos, caballos, avestruces, condores..., sus vastas praderas,...necesitarías casi 15 días para poder conocer el parque en profundidad.

El servicio de guardabosques funciona de una manera eficaz, aconsejandote dependiendo de tu estado físico, preparación y equipamiento la ruta a seguir, además de darte un pronostico del tiempo, algo bastante relativo en estas latitudes.

Puedes encontrar un par de campings, refugios de montaña, albergues de montaña y hasta resorts con yacushi y vistas al los lagos. Un abanico de posibilidades para adaptarse a la economía de cada uno. A nosostros no nos pusieron ninguna pega por dormir donde quisiéremos y claro está, escogimos un lugar donde podrían verse las torres. La foto que se muestra, esta tomada la ultima noche, a las 22.00 horas desde la ventana del Uni, cuando cenábamos. Es el único momento que pudimos verlas.

Los itinerarios clásicos son la famosa W, con una duración de 4 días, y la vuelta completa al macizo paine, de unos 7. Nosotros optamos por una caminata de 8 horas hasta el mirador de las torres. Casi todo el mundo la hace en dos tramos pernoctando en algunos de los dos refugios que te encuentras de camino, pero nosotros debido a que no llevábamos equipo de pernocta preferimos hacerla del tirón...y vaya paliza. Lo peor es que despues del titánico esfuerzo, al llegar al mirador estaba nevando y con una visibilidad muy reducida, por lo que no vimos absolutamente nada. Esa noche, cenando fue cuando nos llevamos la gran sorpresa.